Ganando el voto hispano: Llamado a los candidatos para dar prioridad a las pequeñas empresas en 2024
Como CEO del Consejo Empresarial Hispano de Estados Unidos (USHBC, por sus siglas en inglés), he sido testigo de primera mano del papel fundamental que desempeñan las pequeñas empresas como motor económico de esta nación. Sé que los empresarios hispanos y sus negocios representan el segmento de más rápido crecimiento de la comunidad de pequeñas empresas de Estados Unidos. A medida que nos acercamos a las elecciones presidenciales de 2024, está claro que la voz de nuestra comunidad es más crucial que nunca.
Cada 30 segundos, un hispanoamericano cumple 18 años y se convierte en un votante elegible. Además, nuestra propia encuesta a los miembros de USHBC, que encuestó a 2300 de nuestros miembros, reveló que el 35 por ciento de ellos se identificaba como independiente, lo que convierte a los hispanos en un objetivo atractivo para cualquier campaña.
Este bloque de votantes en rápido crecimiento influirá innegablemente en el resultado de estas elecciones.
Como el segmento más emprendedor y trabajador de Estados Unidos, los hispanoamericanos son la columna vertebral de la comunidad de la pequeña empresa. La plataforma política que la USHBC está publicando refleja las prioridades que creemos deben estar a la vanguardia de cualquier campaña seria.
Estas políticas no son sólo una lista de deseos, son una hoja de ruta para asegurar que la comunidad de la pequeña empresa y, por extensión la comunidad hispana, puedan seguir prosperando y contribuyendo a la prosperidad de nuestra nación.
Baja inflación y costo de vida
Las elecciones presidenciales de 2024 están siendo determinadas en gran medida por las preocupaciones económicas de los estadounidenses comunes, y con razón. Una inflación sin precedentes ha lastrado a familias y empresas por igual, y los precios de productos básicos como los alimentos, la gasolina y la vivienda se mantienen obstinadamente altos.
Esta erosión del poder adquisitivo es una amenaza directa para el nivel de vida de millones de estadounidenses. Para las pequeñas empresas, el impacto es aún más grave.
Los aumentos de los costos de las materias primas, los salarios y otros gastos operativos, impulsados por la inflación, han reducido los márgenes de beneficio hasta el punto en que muchos luchan por mantener sus puertas abiertas.
La subida de los tipos de interés, consecuencia de la lucha contra la inflación, ha agravado aún más estos problemas, dificultando a las pequeñas empresas la obtención de préstamos y, a los futuros propietarios de viviendas, el acceso a las hipotecas.
De cara a las elecciones es imperativo que los candidatos presenten planes claros y viables para combatir la inflación y reducir el coste de la vida. No se trata sólo de política económica; se trata de garantizar que las familias puedan poner comida en la mesa y que las pequeñas empresas puedan seguir siendo el alma de nuestras comunidades.
Mano de obra inmigrante fuerte y fronteras seguras
La historia de éxito de Estados Unidos está inextricablemente ligada a sus raíces inmigrantes. Los inmigrantes no sólo forman parte de nuestra historia, sino que son un componente vital de nuestro presente y nuestro futuro.
Representan el 70% de los trabajadores agrícolas, el 30% de los trabajadores de la hostelería, el 25% de los trabajadores de la construcción, y una parte significativa de otras industrias críticas como la fabricación, STEM, y la asistencia sanitaria.
Las contribuciones de los trabajadores inmigrantes no son una merma para nuestra economía; de hecho, se calcula que los inmigrantes aportarán 7 billones de dólares a nuestro PIB y 1 billón a los ingresos fiscales durante la próxima década.
Sin embargo, no podemos ignorar la realidad de nuestro sistema de inmigración, que no ha experimentado una revisión significativa en casi un siglo.
En los últimos cuatro años, más de 8 millones de personas han entrado ilegalmente en nuestro país, y el número de casos de inmigración pendientes supera ya los 4 millones.
Esta situación plantea graves problemas de seguridad, agravados por el aumento de las incautaciones de fentanilo y la creciente influencia de los cárteles en las comunidades fronterizas.
Es esencial asegurar nuestras fronteras al tiempo que se garantiza un flujo constante de inmigración legal.
Necesitamos un planteamiento equilibrado que reconozca el valor de los inmigrantes para nuestra economía y, al mismo tiempo, aborde las legítimas preocupaciones en materia de seguridad fronteriza.
Más allá de las preocupaciones por la seguridad pública, la realidad es que las comunidades fronterizas no tienen la infraestructura necesaria para absorber cambios de población tan rápidos.
La sanidad, la educación, los servicios sociales y la seguridad pública se ven sometidos a tensiones en estas circunstancias.
Una política fiscal transparente que incentive la innovación y el crecimiento
Nuestro sistema fiscal debería ser transparente, sencillo y justo, y apoyar por igual a las pequeñas empresas, los trabajadores y los consumidores. Por desgracia, los recientes cambios en nuestra política fiscal han tenido el efecto contrario.
La Ley de Recortes y Empleos Fiscales (TCJA, por sus siglas en inglés), por ejemplo, limitó la capacidad de las empresas para deducir el 100% de los gastos de Investigación y Desarrollo (I+D), lo que se tradujo en una carga fiscal mucho mayor para muchas empresas.
Esto no es solo un inconveniente; para algunos, representa un aumento del 400% en los impuestos de un año a otro. Además, la inminente expiración de la Deducción para Pequeñas Empresas podría suponer otro aumento fiscal del 20% para las pequeñas empresas.
Un sistema fiscal que desincentiva la innovación y el crecimiento es un sistema fiscal que falla al pueblo estadounidense. Nuestro sistema fiscal actual obstaculiza nuestra capacidad para competir a escala mundial.
Estados Unidos ha perdido su posición como líder mundial en innovación. Por ejemplo, China solicita tres veces más patentes que Estados Unidos cada año. De hecho, anualmente solicitan más patentes que Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Alemania, Francia, India y el Reino Unido juntos.
Necesitamos políticas que incentiven a las empresas a invertir en nuevas ideas, tecnologías y métodos, no que las penalicen por hacerlo. Esto es especialmente importante para las pequeñas empresas, que suelen ser la parte más innovadora y dinámica de nuestra economía.
Transición energética responsable y estratégica
La necesidad de abordar el cambio climático y la transición a una economía de energía limpia es evidente. Según el Pew Research Center, el 74% de los estadounidenses apoya los esfuerzos para reducir el cambio climático. Sin embargo, la forma de lograr esta transición es objeto de intenso debate.
Una normativa precipitada y exagerada podría tener efectos devastadores en nuestra economía, sobre todo para las pequeñas empresas y las industrias que dependen de una energía asequible.
Es importante recordar que menos del 50% de nuestro consumo de petróleo se destina a nuestros coches. El resto se utiliza en productos como fertilizantes, productos farmacéuticos, caucho, plásticos, asfalto e incluso cosméticos.
Para los hispanoamericanos, el 37% de los cuales trabaja en sectores que dependen de la energía como el transporte, la agricultura, la hostelería, la construcción y la industria manufacturera, un enfoque desequilibrado de la política energética podría significar la pérdida de puestos de trabajo y la inestabilidad económica.
Necesitamos una transición energética estratégica y responsable que tenga en cuenta las necesidades de todos los estadounidenses, incluidos aquellos cuya subsistencia depende de una energía asequible. No se trata sólo de una cuestión medioambiental, sino también económica, y debe tratarse como tal.
A medida que avanzamos, es fundamental que la comunidad empresarial participe activamente en la configuración de un entorno político propicio al crecimiento económico. Debemos reclamar políticas que estabilicen el marco regulador, fomenten la inversión, promuevan la competencia estratégica y promuevan un espíritu nacional unido.
La armonía política está inextricablemente ligada a la prosperidad económica. Como nación, debemos comprometernos a construir un terreno común, no en aras de la política, sino del crecimiento de nuestra economía y de un panorama normativo previsible.
Entrando en la recta final de las elecciones presidenciales de 2024, la carrera sigue siendo muy reñida. La comunidad de la pequeña empresa, impulsada en gran medida por los hispanoamericanos, presenta un camino sin igual hacia la victoria para cualquier candidato.
Sin embargo, será necesario un compromiso significativo con nuestras principales preocupaciones —estabilidad económica, inmigración, política fiscal y energía— para ganarnos nuestro apoyo. La USHBC está dispuesta a trabajar con cualquier candidato que se tome en serio estas cuestiones y garantice un futuro próspero para todos los estadounidenses.